martes, 28 de enero de 2014

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                                 CAPITULO III
                            
                            PRIMERA PARTE

           LUXURY, EL REY, ROUCO VARELA
Y LOS BROTHERS YALILAI AND HIS MOTHER

A veces mi método antiestrés no funciona como debiera, (Excepciones) o tiene efectos retardados.

 A la semana de lo explicado, la Madre de la Novia, que entre sus pequeñas obsesiones está la de engordarme por haber sido siempre magro de carnes, y notándome pues más  enteco y escuchimizado que de costumbre, (Llevaba una semana a base de de latas y bocadillos) se apiadó de mi y me obsequió con una sustanciosa pierna de cordero.

Como ya dijo la MDLN, el tal Yalilai es  un importantísimo fabricador de piscinas hinchables.  Primogénito, ni más ni menos, (¡Quién lo iba a decir!) que de la famosa multinacional de la que muchos ustedes han oído hablar en innumerables ocasiones, la, Yalilai Btothers And His Mother Inflatable Swimming Pool Internacional Manufacture Company Ltd.

Ésta  fábrica  familiar es líder mundial en la fabricación de inflatables swimmming  pool. Tanto por su grandeza, (100.000 empleados sólo en la factoría de Songjiang, distrito de Shanghai) como por sus innovaciones, perfeccionamiento, calidad y precio. 

Sé, porque ella misma me lo ha explicado, (Mi esposa no tiene secretos para mi, salvo aquellos que, según ella, son imprescindibles para nuestra buena convivencia, por lo que teniendo en cuenta los cuarenta años que hace que nos conocemos, éstos deben ser innumerables)  que mister Lalayuli, al día siguiente, haciéndome caso,  volvió a comunicarse por e-amil.

Lalayuli se disculpó por llamarla sin previo aviso. A lo que mi esposa respondió que ¡Buá! Que no tenía importancia. Pasando a continuación a explicarle sucintamente las características de las nuevas piscinas hinchables que sacaría al mercado el próximo verano, con la pretensión de que ella le remitiera sus opiniones.

Y que para ello estaba dispuesto a remitirla un  cheque confirmado y en blanco. A lo que mi esposa contestó con vehemencia y a poco ofendida, que de ningún modo, que nanay de la China; vamos, que no. Aduciendo que los informes (Dossier, como a ella le gusta llamarlos) los hace por hobby y sin ánimo de lucro.

 Que cobrar por ellos la restaría credibilidad ante los fabricantes y usuarios. ¡Y hasta ahí podíamos llegar!  Pasmado se debió quedar el pobre chino (Y yo más que Gabino Diego).

Para no hacer más largo este testimonio, soslayaré las muchas novedades en piscinas que Liyalalu le dio a conocer a mi esposa, centrándome sólo en una. (De nada)

 La más importante, imaginativa y se quiere excéntrica de ellas: la piscina LUXURY. Que primero uno de los brother Yalilai quiso llamar Celebrity, otro Fortúnity y el tercero Extravaganza, pero que al final consensuó la mother llamándola definitivamente, LUXURY

LUXURY será una piscina  personalizada, fabricada previo pago y ex profeso para la Jet-set del mundo. Lo único que tendrán en común todas ellas será la depuradora que convertirá “l´eau” corriente y moliente en purísima “eau” de pH y compuestos minerales idénticos a los que ofrece “l´eau” de la fuente alpina Evian-les-Bains. (Ahí es nada)

Todos los demás componentes de la misma sólo obedecerán a la extravagancia, capricho o dislate del millonario cliente
Preguntado por las personalidades del mundo que ya habían encargado su LUXURY, mister Yililila, dijo, que, entre otros, se encontraban:

Donald Trump, amigo íntimo de Yalilai. El cual  le había prometido que para promocionar la piscina, presidiría los consejos de administración de sus empresas metido en la  LUXURY (Es que son como uña y carne)

 El presidente Evo Morales, que  para demostrar al campesinado boliviano que la economía del país iba viento en popa daría su veraniega arenga en Cochabamba bañándose en la LUXURY.

 Paris Hilton, que manifestó que sólo utilizaría LUXURY,  no como piscina, sino como bidet (Qué mujer)

Nicolás Maduro, que en nombre de la revolución bolivariana compró dos LUXURYS, una para él y otra por si se hacía cuerpo el fantasma de Hugo Chávez y le apetecía darse un bañito. 

Entre la Beautiful People carpetovetónica se encuentran personalidades como:
Rouco Varela, arzobispo de Madrid, que ha encargado su LUXURY con estampados de la Virgen de los Dolores y la Virgen  de las 7 Angustias. (Piadoso hasta en los más nimios detalles)

La compra de la valiosísima piscina, el arzobispo Rouco la ha justificado de imprescindible para su salud. Su tenaz e intransigente cruzada en contra de la homosexualidad y el aborto le deja tan extenuado al final del día, que al llegar  a sus aposentos es incapaz de conciliar el sueño.

 La idea, según él, partió de su médico personal, quien le aconsejó, que para desterrar el insomnio, lo mejor era  una inmersión cada noche antes de irse a dormir en  aguas templadas de Evian-les-Bains contemplando a sus  Vírgenes favoritas.

Cuando un periodista le ha recordado el alto precio de la LUXURY, el señor Rouco ha respondido que ésta es patrimonio exclusivo de La Iglesia. Ya que con su modesta fortuna personal no podría permitirse tal prescripción facultativa, pero que a su muerte, la costosa piscina será colocada sobre un pedestal de mármol en La Catedral de La Almudena para ser utilizada como pila bautismal.

En cuanto a las demás personalidades españolas que se han interesado por la piscina LUXURY,  el brother Yalilai ha revelado a la MDLN que éstas en un principio fueron muchas. Ciento veintidós exactamente.

 Lo curioso, según el señor Yalilai, es que una vez que estas personas habían ya apalabrado su LUXURY, al cabo de unos días, todas ellas, anularon la compra.

 La MDLN lamentó la perdida de la venta y la achacó a la precaria situación económica de España.

“No lamental- repuso Yalalai-  Los helmanos Yalilai somos muy tlabajadoles, pelo que pala tliunfal en los negocios se necesita además tenel  mucha potla.

 Pasal tles días de la anulación y venil a China, a fáblica mia, dos hombles españoles y complal culiosamente ciento veinte piscinas LUXULY. ¿A que tenel potla?

Preguntado Mistel Yaliyuli por quienes eran estos dos hombres, éste respondió:
Yo no sabel, ni impoltal, pelo supongo que deben sel impoltantes mayolistas de piscinas hinchables. La veldad es que estos dos hombles sel algo lalos,  muy, muy misteliosos. Ellos cleal una nueva emplesa sólo pala compla de la pool LUXURY.

La curiosidad es una de las grandes virtudes de mi esposa. Virtud que de no ser satisfecha puede transformarla en cualquiera de estas tres personalidades: Pandora, Juana I de Castilla  o Colombo

Lo que la llevó a preguntar a Yalilai, con astucia, como aquel que no quiere la cosa, (Colombo) el nombre de la empresa y de los dos hombres españoles

Yalilai le respondió que se había comprometido en documento a no decir el nombre de la empresa.  Y el de los dos compradores ni él mismo lo sabía, pues éstos se daban remoquetes.

Por ejemplo, dijo Yalalai: “Uno decíl a otlo: Bigotes, a esta piscina la incolpolamos un plasma y pala Lajoy. Y el otlo respondía: Perfecto, Gürtel. Obviamente- siguió diciendo Yalalai -  Bigotes no sel nomble de pelsona nolmal, y Gürtel sel nomble aleman, pol lo tanto son falsos o lemoquetes.

La madre de la novia dio por resarcida su curiosidad disfrazándola de discreción.

Yalalai también  informó que el Rey Juan Carlos  se había interesado en la compra de  una LUXURY, pero que aún no se había decidido.

Alarmada, la MDLN rogó encarecidamente a Yalalai que no vendiera una de sus piscinas al Rey, ya que eso pondría en un tris a la monarquía española.

 A cambio, ella le haría un hueco en su lista de llamadas telefónicas. Yalalai, obviamente aceptó, pero quiso saber el por qué. Si mi Rey - dijo la MDLN-  para entrar en la piscina, debe alzar la pierna para sortear el lateral de la misma…corre más peligro que Indiana Jones en el Temple of Doom.


miércoles, 22 de enero de 2014

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                                    CAPITULO II
                               
                                 QUINTA PARTE

            EL MARISCAL DEL TERCER REICH
                                  EL FORENSE
                                               Y
                                    LA MAYONESA


Acogotados ambos ( Chispa y un servidor) ella escondida debajo del sofá y yo sentado sobre el mismo, permanecimos  en silencio sin hacer el menor comentario.

-         ¿Tienes apetito? – dijo

-         Viéndote vestida con ese pijama – contesté con el tono de voz más grave que pude  – se me acaban de morir en el alma todos los apetitos que pudiera tener. ( A veces me gusta ser un poquito melodramático)

La MDLN agachó la cabeza y se miró el pijama. Luego dijo como si acabara de ver los veinte pueblos que con su gesto acababa de pasarse:
-         Me lo quitaré – y añadió: -  Y haré la merluza.
-         Como quieras. – dije indiferente.

Se cambió de pijama y oí cómo se dirigía a la cocina, sacaba un utensilio y lo colocaba sobre la encimera. Chispa asomó la cabeza debajo del sofá y me miró. La hice un gesto indicativo de que el peligro ya había pasado y que por tanto podía abandonar su escondite.

Luego me levanté del sofá en actitud airada, e interpretando sentirme humillado fui hacia la cocina acompañado por Chispa,  y en impenetrable silencio empecé a poner la mesa.

-         No la pongas aún. La merluza tardará todavía un buen rato en hacerse. – dijo con voz amable y complaciente

No contesté (la verdad es que cuando me hago el duro me doy  un poquito de miedo. Mismamente parezco un mariSScal del Tercer Reich,  en batín, pero nazi, nazi) Salimos de la cocina (la perrita y yo. Inseparables en tan tensos momentos) y volvimos al comedor. Por la hora que ya era en verdad me relamía pensando en la merluza.

Para hacer tiempo fijé mi atención en el televisor. En éste hacían un programa de cake Keys en el que un pastelero, más parecido a un carpintero, gordo y seboso, cuellicorto y barbudo que con dedos peludos y sin guantes amasaba una especie de plastilina que iba adosando a un bizcocho en forma de urinario. Supuse que era la Nouvelle Pâtisserie. 

Pero justo en ese instante oí como mi mujer, decía lo suficientemente alto para asegurarse de que yo la oía:

-         Vaya. Con los nervios y las prisas me he olvidado de comprar las almejas. – siguió un breve silencio. Luego apareció en la puerta del comedor limpiándose las manos con un paño. Dijo: - ¿Te importa que hoy no comamos merluza en salsa verde?

-         No – dije sin abandonar mi gravedad, pero sangrándome interiormente la úlcera. Y eso que no padezco de ulcera  – no me importa. (mentira cochina, pero…, el hacer sentir culpable a mi mujer tiene  un precio alto) Apenas tengo apetito. Me conformo con cualquier cosa.

-         En ese caso no te importará que comamos merluza frita, ¿verdad?

¡Touchdown! ¡Touché! Y requetouché, y requetouchdown.

 No conteté
Al oír lo de “merluza frita” creí que al mariscal del Tercer Reich le daba un tarantantan,  por lo que me recosté sobre el brazo del sofá.

 Detesto la merluza frita.

-         Como tú quieras. -  contesté sin embargo frío y desganado - Ya te he dicho que apenas tengo hambre.
-         Bien, haré entonces la merluza frita. – dijo volviendo a la hacia la cocina.

Apunto estuve de levantarme y arrodillarme delante de ella implorándole que hiciera, aún sin almejas, la maldita salsa verde. Pero no lo hice, el orgullo y el bienestar matrimonial, a veces te hace tragar sapos como Gozcillas.

Chispa, cómo me vería de abatido, que vino hacia mi y apoyó suavemente su cabeza en mi regazo mirándome con ojos enternecidos.

Traté de evadirme. En la televisión, una mujer ancha y oronda, sentada a una mesa confecciona en la trastienda de una pastelería de Johannesburgo un pastel en forma de Cadillac para un johannesburgués caprichoso y sesentón.

Alrededor de la cumplida maestra pastelera, pululaban dos resueltas señoras más jóvenes que parecían ser las dueñas, y tan entradas en carne y repolludas como la empleada.

A poco que uno sea malévolo parece que entre las tres se comían todos los artísticos pasteles que se daban al traste. No las censuro por ello, ojala todos los artistas hicieran lo mismo. (Adiós Guggenheim)

Seguí pues viendo la televisión mientras acariciaba la cabeza de Chispa. Al cabo de un rato miré el reloj. Eran ya casi las tres de la tarde. Se estaba haciendo tarde.  Un pensamiento alumbró mi esperanza.

Dorar unos simples lomos de merluza no llevaba tanto tiempo. Por lo que deduje que  mi querida esposa, arrepentida, hacía la salsa verde aunque fuera sin almejas. No pude evitar una sonrisa de satisfacción. La MDLN es incapaz de mantener en el tiempo sus enfados.

-         Ya puedes acabar de poner la mesa. La comida está lista – oí que decía desde la cocina.

Su voz sonó blanda, sin presunción de enojo. El ñu, (Yo) esta vez había ganado y la leona se retiraba.

-         Ya voy – dije

Me tomé mi tiempo para no dar muestras de ansiedad. Luego me levanté y me dirigí a la cocina. Ella ya estaba sentada  a la mesa y la comida puesta en los platos. Sólo tenía que sentarme a comer.

Pero…, la leona no se había retirado sin asestar un último zarpazo al ñu. En el plato no había rastro de salsa verde ni de otro color, sino tres lonchas de merluza frita modas y lirondas que observé detenidamente y que más que fritas parecían electrocutadas.

 Pobrecilla (la merluza) me dije. La MDLN frente a mi comía cabizbaja. Sobre la mesa había un pote de mayonesa bocabajo. Lo cogí y apreté el mismo para servirme al igual que ella,  pero el pote sólo expulsó  aire emitiendo un sonido manifiestamente escatológico.

Lo sacudí con vehemencia para apurar el contenido.  Pero nada. Lo volví a agitar una y otra vez, sin embargo el pote lo único que expulsaba era más aire acompasado  del soez ruido. En una de las sacudidas, con qué vehemencia no la haría que se me escapó de la mano y desde el techo fue a caer sobre la mesa, rebotando y sacudiéndome en toda cara.

 Traté de simular con cierta dignidad el ridículo.  En ese instante,  ella mordiéndose ambos labios se incorporó de la silla y salió de la cocina. Seguramente se dirigía al patio trasero de la casa para reírse a sus anchas. Cuando volvió yo aún seguía zarandeando el maldito pote.

-         No queda mayonesa – dije dándome por vencido. Tenía el hombro dolorido – Se ha agotado.

Entonces, ella, con toda la tranquilidad del mundo, abrió un armario, y sacó un nuevo pote de mayonesa. Al verme  la cara volvió a morderse los labios y a desaparecer de la cocina.

Si a un ñu, de pronto, se le descolgara la ornamenta ante su ñusa, no se hubiera sentido más ridículo. Pero yo en estos casos siempre voy un paso más allá. Cuando torno se sentó otra vez a la mesa para terminar de comer.

Abrí el nuevo recipiente, pero, justo en ese instante tuve un lapsus, y creyendo tener en las manos el vacío, apreté con tal fuerza el lleno, que la mayonesa salió disparada rebotando en mi plato y manchándome todo el pijama de salsa amarilla.

Aquel ridículo, para convertirlo en hito y referencia, sólo hubiera faltado que en aquel momento yo saliera de la cocina cantando aquello de :  A-chi-lipú, apú, apú /A-chi-li, a-chili, achili, chili
 A-chi-li, a-chi-li, a-chi-li, chi-li...

En esta ocasión, a la MDLN no la dio tiempo de morderse los labios, y allí mismo irrumpió en carcajadas. Para cuando empecé a comer la merluza ya estaba fría y apenas comí limitándome a diseccionar los trozos a modo de forense que debiera emitir un diagnóstico sobre la muerte de la misma.

 Si es cierto que la risa es una poderosa réplica al estrés, relaja, llena de optimismo y hace olvidar cuitas, mientras con meticulosidad forense despanzurraba la merluza, pensé que mi mujer, debía ser la  más optimista y feliz del mundo.

Con lo que su monumental enfado habría desaparecido aunque solo fuera por el privilegio de presenciar tan glorioso ridículo por mi parte.

Ridículo que di por bien empleado, primero por oírla reír tan alegre e irreprimiblemente, y segundo por estar seguro de que ello la habría dispuesto para preparar, como compensación, una suculenta cena. 

No me equivoqué en mi eufórica predicción.

Aquella noche cené…. ensalada verde. Qué mejor para un ñu.  



domingo, 19 de enero de 2014

Aquí estoy para contestar al PDLN.
En primer lugar decir, que hace como 40 años que no uso pijama.
No os diré que duermo solo con dos gotas de perfume. Pero si con camiseta y braguitas. (esto es muy intimo). Pero no me queda más que desmentir toda esa serie de pijamas y camiones, a los que se refiere mi querido esposo.
Como aclare anteriormente, mi padre jamás me regalo un pijama.
Creo que toda esa historia de los pijamas virginales, es una escusa para no reconocer, que no me podía seguir el ritmo jajajajaja. Y por ello la invención de tan horrendos diseños de pijama. O no será que realmente “le ponen” ese tipo de ropa de noche.?
¿Será eso?
  
Confieso que esto me ha hecho reflexionar, sobre mi ropa de estar por casa.
Cuido mucho mi ropa a la hora de salir, pero la de estar por casa, esa no la cuido. Me suelo poner ropa vieja y no muy sexi. Pero para limpiar, cocinar etc,etc, tampoco se necesita mucha elegancia, salvo que te quieras ligar al dueño de la casa y este no es mi caso. Yo no cobro por ello.
Sobre la paciencia, la bondad, la compresión y el buen saber, del que se jacta el PDLN. No es del todo cierto.
Es una buena  persona, y con el tiempo ha ido perdiendo algunas tonterías. Pero lo que esta claro es, que un angelito bondadoso y tranquilo no es.

Un ejemplo. El presume que le gusta la “contabilidad”. Pues bien.
Los días que dedica a la contabilidad, mi hija y yo, tratamos de escabullirnos todo lo que podemos, con el fin de no cabrearnos.
A lo largo de 28 años de nuestra empresa, han pasado numerosos contables, pues bien. Ninguno ha sido lo suficiente bueno, nadie, nadie lo hace bien como él.
Suele hacer unos ruidos raros, y unos suspiros de lamento, acabando diciendo…….. No entiendo como podéis cometer esos errores, no ponéis atención y sigue haciendo ruiditos molestos.
 Con ello quiere evitar el no enfadarse. Pero a nosotras nos pone de los nervios, y solemos acabar haciendo mutis por el foro y de ese modo, dejar que se desfogue solo.
Cuando llega a casa, todo ha pasado. ¡o no cena¡.    
Recordareis, que es pariente de Dios y eso le otorga la licencia para echarle las culpas de los errores hasta a la perra, pero jamás, jamás la culpa es de él.

Otro asunto….. No sigáis para nada los consejos del PDLN, de cómo tratar a una mujer encolerizada. Pues doy fe que no funciona. Es una buena teoría para cabrear a una mujer, pero el resultado no lo es.
En nuestra larga convivencia, la verdad que no hemos tenido grandes broncas. Y las que hemos tenido más importantes las hemos superado, porque aunque no lo creáis, nos queremos mucho.
Lo cierto es que hemos superado cosas que muchas parejas, no hubiesen sido capaces de superar (os lo aseguro).

En lo que si tiene razón, es lo que comenta de mi sonrisa. Toda mi vida he envidiado las sonrisas bonitas. La mía no lo es. Pero me compensa el que mi hija tenga una sonrisa PRECIOSA y no haya heredado la mía.
Y me encanta y me  enternece que mi marido me diga que a él  le gusta.
GRACIAS.

Con respecto a la fobia. Tengo que decir, que pone y quita la mesa, como los ángeles, tan etéreamente, que es visto y no visto. Total, somos dos.
Pero bueno, por algo se empieza.

No olvidemos, que tenemos que cuidar el cuerpo y la mente, pues de eso iba el blog.
Ser muy felices, la cuesta de Enero casi esta superada, ahora esperemos que la de Febrero sea algo más suave.
Un abrazote.   
     

miércoles, 15 de enero de 2014

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                                  CAPITULO II

                                    Cuarta parte
                       
                       STEVE JOBS, LA CARY,
          EL TRACTATUS A LO WINGENTEIN
                                          Y
 LA SANTISIMA VIRGEN VIRGO INMACULATA       


Si bien como ya he reconocido mi respuesta fue abyecta, muy abyecta, reconozco igualmente que dicha respuesta fue pronunciada  con deliberada intencionalidad.

 Me explicaré.

Primero se ha de saber que el estrés no es una afección baladí, y deberíamos tomárnosla con menos ligereza, y la gravedad que merece.  Es un padecimiento que puede desembocar en taquicardias, mareos, dolores de cabeza, abdominales, tices,(Plural de tic), alcoholismo, vómitos, diarreas y  divorcios.

Sí, divorcio. Ya que es también fuente de malhumor. Nos agria el carácter y de no poner coto, puede fácilmente llevarnos a peder amistades, trabajo y como he dicho, al divorcio por hacer imposible nuestra convivencia matrimonial.

Y nada deseo menos que divorciarme de mi querida esposa.  Dicho esto, y para comprender mi actitud (Respuesta abyecta) se debe tener en cuenta el grado sumo de ansiedad con que la MDLN llegó a casa al creer que había perdido o habían robado el móvil.

Si existe en esta vida algo que me mortifique,  me desviva o me acollone más, es sin duda ver a mi esposa padeciendo cualquier dolencia o desazón, por fútil que sea (El amor).

Lo que me ha llevado a especializarme en la curación  de cualquier dolencia que ella pueda padecer. Y el estrés no es una excepción.  Créanme,  no es falta de modestia por mi parte (Qué va) si les digo que como disipador de estreses soy un virtuoso, un experto, un innovador, en definitiva, un creador de método a lo Steve Jobs.

Estoy seguro que se preguntarán cuál  es  mi infalible e innovador método antiestrés. 

Como soy un tipo bondadoso, voy a dejarlo resumido para ustedes. (Soy así: todo favor)

Mi método antiestrés se basa en el trueque.

Si deseamos ponerlo en práctica, lo primero que debemos hacer es mentalizarnos y proceder siempre con tranquilidad y cuajo, con mucha tranquilidad y mucho cuajo.

Tranquilos y cuajados, evitaremos toda conversación o referencia sobre aquello que produce el estrés. Hecho lo cual, crearemos en ella (La estresada) como aquel que no quiere la cosa, una pequeña rabieta. (No se me escapa que esto pueda parecerles extraño, pero confíen en mi: no lo es) Por ejemplo, podemos decirla: Has engordado, Cary.

Si con esto, nuestra cary no se enrabieta la cosa es más grave de lo que creíamos en un primer momento. Por consiguiente debemos elevar el énfasis y añadir algo así como: Pero GORDA, GORDA que te has puesto, Cary.

Y si aquí,  la (Tu) Cary, no se ha enrabietado, es que, sencillamente no tiene cura, o es de las pocas mujeres en el mundo que no se ha visto afectada por los miles de millones de euros que se gastan en publicidad para obsesionarnos con la puta gordura

Pero supongamos que tu Cary no es zombi y se ha enrabietado.

 En el siguiente paso, trocaremos la rabieta en  berrinche. Como este paso no es de difícil comprensión, veo innecesario poner ejemplos.

Eso sí, recuerden que siempre nos debemos conducir con tacto, con mucho tacto.

Ya berrinchada nuestra esposa,  trocaremos de nuevo y alcanzaremos en ella el rebote, y sin desanimarnos,  sin dejarnos nunca influir por cualquier manifestación (previsible) de rechazo de nuestra Cary, elevaremos la intensidad y apelaremos a las pasiones del alma, y trocaremos el berrinche en  ira. (Ojo que en este estadio del método, por los posibles exabruptos de la paciente la familia del desestresador puede verse afectada por la peste bubónica)

Y ya por fin, en un último y definitivo esfuerzo,  trocaremos la ira en irredenta e inmisericorde cólera. (Aquí quiero hacer un breve inciso para maridos noveles (yerno) si aún no distinguen en su esposa el berrinche de la cólera Para su información, en el berrinche, la cara de ella se parecerá a una muñeca mofletuda, y en la cólera, a la novia de Chusky)

Sigamos. Ya en éxtasis colérico ella empezará invariablemente a criticarte, te echará en cara todos tus defectos  ( no es mi caso, por supuesto), te injuriará e insultará y oirás aquello que Spinoza oyó, ¿recuerdan? : Maldito seas de noche y maldito seas de día… Y acabará con  todas las maldiciones del Libro de la Ley.

No te preocupes ni opongas réplica alguna, es parte importante del tratamiento. Ni te lo tomes como algo personal. Pues no sólo a ti te insultará, también la emprenderá incluso con su propia familia ( Su suegra, su suegro, sus cuñados, etc, etc)

Ella continuará difamando  hasta hacerse consciente de que su reacción ha sido absolutamente desproporcionada. (Y lo será, puedo asegurarlo) Y sólo y exclusivamente en ese momento, llena a rebosar de reconcomio, apagará su boca de fuego y al poco llegará su arrepentimiento al reconocer interiormente que se ha pasado no veinte, sino cien pueblos.  Terminando así con éxito el tratamiento antiestrés. ( Y con un poco de suerte, ese día, debido a su arrepentimiento, para congratularse contigo,  te hará tu cena favorita)

Y ésta es, a pequeños rasgos, una leve sinopsis de mi sistema: Estrés y trueque. Como estoy seguro que al cinco por cinco de las persona que me leen estarán interesadas en  una más detallada exposición de dicho sistema, decirles a todas ellas  que próximamente finalizaré sobre el tema un tractatus expositivo a lo  Wittgenstein, que con mucho gusto expondré en este mismo blog.  

Bien, continuemos pues el relato donde lo dejamos. Es decir, después de mi respuesta abyecta. Ella, como dije, emitió un bufido y sin más,  desapareció en el interior del piso.

El ñu (Yo) respiró aliviado  en un acto reflejo ya que me veía de figura ornamental de porcelana junto a la perrita.  Ésta, Chispa, por su parte, entumecida por la inmovilidad, se  relajó estirándose en el suelo.

No se me escapa que cualquier esposa, sin excepción, en su caso, tras mi respuesta abyecta,  hubiera despotricado y criticado a su marido, pero debo decir en descargo de mi mujer, que para criticarme o censurarme a mi, lo tiene realmente difícil. Y esto, no sólo lo pueden testimoniar todas  aquellas personas que me conocen, sino también aquellas que simplemente me ven de pasada por la calle, ya que un halo luminoso rodea mi testa.  

También es verdad, que no todo el mérito es mío, (pero casi todo) que además, la edad, siempre la edad, apacigua y desbravece. (pero poco en el caso de mi mujer)

Sigamos. Eran ya las dos de la tarde y noté apetito al recordar la merluza a la vasca.

Felices pues, me las prometía, pero…, la felicidad no es eterna, y en este caso duró justo cinco minutos, que es el tiempo que ella tardó en volver a aparecer en el salón ataviada con un viejo pijama que yo creía desaparecido hacía más de treinta años.

Cuál no sería su maldita estampa ataviada con aquel pijama, que hasta Chispa, ante tan esperpéntica visión, tendida como estaba en el suelo, empezó a reptar  con oportuno sigilo hasta meterse debajo del sofá. (Actitud que de buen agrado hubiera imitado yo mismo).

 Era este un pijama que hace treinta años, cuando la MDLN y un servidor convivían sin casamiento de por medio, le regaló su padre para su veintidós cumpleaños.

Juro que cuanto voy a relatar y a describir a continuación, es la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad Salvo alguna cosa

Era aquel un pijama que diríase diseñado por un pervertido o por un fanático religioso. Un pijama hito a la castidad, fosa de lujuria, un monumento a la castidad, un sanador de priapismos, un aniquilador de lascivias, un  desgano concupiscente, un inhibidor de apetitos, un beatificador de sátiros, un remedio de perversiones, y hasta pura kriptonita  de supervergas.

Todo esto era aquel pijama sin exagerar un ápice.

 Pero permítanme que haga un salto en el tiempo y me retrotraiga varias décadas.

La futura Madre de la Novia y éste pobre escribidor ocasional, teníamos esa edad, que abandonada ya la adolescencia, enamorados como equinos, pensábamos que palabras como impotencia, sequedad o inapetencia pertenecían exclusivamente al vocabularios de octogenarios, siendo nuestra excitación tan inveterada como crónica.

 Bastaba un roce leve e intencionado, una mirada pícara, o simplemente abrir el cajón de nuestra ropa interior para encender nuestro deseo (¡Qué tiempos!)

 Sería la hora de la siesta (Hora sexual por excelencia). Yo me hallaba tumbado boca arriba sobre la cama en ropa interior, (gayumbos) piernas abiertas y muy, muy receptivo, cuando ella dijo: “Voy a probarme el pijama que me ha regalado mi padre.”

Abrió la caja en donde aún se hallaba éste y fue hacia el lavabo.  “No tardes” dije.

Y ojala nunca hubiera salido vestida de tal guisa, ya que ese momento permanecerá imperecedero en mi mente.

Vano será, lo sé, mi esfuerzo debido a mi nulo talento literario, describir tal vestimenta, y lo que aún será empresa más difícil: transmitir las emociones que experimenté al verla.

 No obstante, como no opto a premio literario alguno, humildemente lo intentaré.


 El pijama o adefesio estaba compuesto por cuatro piezas. Todo él de color rosa fosforito. Jamás hasta ese entonces había visto tan luminoso color, ni jamás lo he vuelto a ver.

Para mi, que su rosa es un mojón del tinte. Estaba compuesto por un tocado (gorrito) frigio, cónico, parecido a la barretina catalana, pero con una borlita de lana en su cúspide,  y que tal horror para mayor escarnio el folleto anuncio de la caja decía que impedía la sequedad del pelo que producen las almohadas.

 Pero sigamos sin más comentarios que describir tal aberración es como caminar por una alfombra de brasas. Y de arriba, a abajo: las zapatillas. Las zapatillas del pijama no eran zapatillas, sino babuchas. Ba-bu-chas. Sí, como han leído. Ya que  eran abiertas por el talón y acabadas en punta. Rosas, claro, con lentejuelas y pon-pon de finos filamentos.

Y yo me pregunto: ¿De qué zoco marroquí …? (Disculpen que no acabe la pregunta, estoy a punto del colapso emocional). 

Del pantalón, por suerte, no hablaré pues apenas se divisaba desde las rodillas a los tobillos.

 Pero la parte principal no sé si podría llamarla camisón, blusón o camiseta de grandes dimensiones. La cubría desde el  cuello hasta las corvas. Holgada y vaporosa. Adornada (es un decir) en su cuello por  un tejido de encaje con bordados, en blanco y de ganchillo que le cubría los hombros casi al completo.

 El susodicho  “babero”, pues eso parecía por más que estuviera hecho de artística puntilla, caía sobre la espalda y en la parte frontal se abría en el centro sobre el esternón en forma circular con el fin de servir como aureola a la figura religiosa que llevaba estampada (casi a tamaño natural) en toda la longitud de la enorme camiseta y que no era otra que la Santísima Virgen Virgo Inmaculata en actitud piadosa.

  No, no hay palabras en el DRAE para poder transmitir las emociones, la conmoción diría yo,  que me produjo el ver a la futura MDLA, con tal atuendo.  El respingo que di sobre la cama me elevó un palmo de la misma y casi muero allí mismo del temido patatús mórbido que me hubiera dejado en comprometida erección post mortem.(literalmente hablando)

 Tan en estado de shock quedé, que aparte de perder toda tiesura, me giré de costado, encogí las piernas, y en  postura fetal, comencé inconscientemente a chuparme el dedo pulgar (De la mano) como un recién nacido.

De las muchas cosas a resaltar de mi esposa, (sic) tal vez su facilidad para la risa destaque sobre de las demás (al menos para mi). Ésta no es especialmente bonita, como sí lo es la de mi hija por estructura facial y dental.

A veces uno piensa que a ella misma le disgusta ya que en no pocas ocasiones cuando lo hace coloca su mano delante de la boca. Tal vez sea por su dentadura algo desigual o su mandíbula levemente prognata. Nada  significativo en ambos casos y que yo achaco a una equivocada coquetería bastante común entre las mujeres.

 Particularmente siempre me ha encantado oírla reír. Y no hay vez que la oiga  y no me invada una agradable sensación de bienestar, como si su risa fuera prueba inequívoca de que, a pesar de los pesares,  todo a mi alrededor guarda una cierta armonía y normalidad.  

    Hecho este inciso, decir que sin embargo, no siempre su risa me ha encantado como acabo de exponer. Hay una excepción. En la situación de marras, ella, viendo la conmoción que su esperpéntico pijama produjo en mi, estalló en incontenibles carcajadas.
 

Tardé meses en quitarme de la cabeza aquella estampa. Tuve pesadillas. En una de ellas, tal vez la más repetida, recuerdo que la futura Madre de la Novia se subía a horcajadas sobre mi únicamente ataviada con el maldito blusón estampado,  pero que al poco en onírica alucinación se transformaba toda ella en la mismísima  Virgen Virgo Inmaculata, lo que daba al traste obviamente con mi sueño erótico transformándolo en una horrible pesadilla sacrílega, y lo que hacía despertarme sobresaltado, sudoroso y lleno de complejos blasfemos.

  Debido a mi marcada herencia católica, ( He tenido una tía monja, tengo un primo hermano diácono, una madre que rozaba la beatitud, una hermana que canta en un coro eclesiástico,  un hermano que a poco nos sale Hare Krishna, y yo mimo que a punto estuve de hacerme monje Shaolin ) nada más lejos de mis fantasías eróticas que mancillar el honor del mismísimo Espíritu Santo.

Después haberse reído todo el tiempo que hubo querido,  y como yo no diera muestras de reacción al  shock en el que había caído al verla, y seguía pues, en posición fetal, agotada y preocupada, se sentó a mi lado al borde de la cama.

Después de pronunciar repetidas veces mi nombre y zarandearme por el hombro,  y comprobando  mi perseverante rechazo a volver a la realidad, alarmada por fin dijo lo que yo tanto deseaba oír:

-        Despierta. Me estás asustando. Te prometo que nunca más me pondré  este pijama.

-         No – dije en un susurro sacándome el dedo de la boca- Prométeme también que jamás lo volveré a ver.

-        Te lo prometo – asintió ella -  La verdad es que este pijama es un mamarracho.- siguió diciendo -  Me desharé de el. Pero prométeme que nunca se lo dirás a papá. El siempre me ha hacer los regalos con mucha ilusión.

  Y con tanta ilusión. Papá (Mi suegro) no ha pasado año, qué digo,  mes que en alguna ocasión no me haya martirizado recordándome tan maldito regalo. Aún no ha mucho nos espetó con infinito retintín:

    - ¿Qué, aún conserváis el aquel pijama que os regalé hace treinta años?
Rechinándome los dientes de puro  resentimiento, dije:
    
-        ¿Pijama? ¿A qué pijama se refiere?

-        Sí hombre, sí – agregó él con más sarcasmo si cabía – Aquel que llevaba estampada a la Virgen… qué Virgen era…

-        Dejaros de pijamas y de vírgenes ahora – salió al paso su hija oliendo mi carne quemada -  Era muy bonito, papá, pero sabe Dios donde estará después de treinta años.

 El suegro, un hombre que si bien como a todo hijo de vecino se le puede echar en cara algunas cosillas nada trascendentes, sí es una de las mejores personas que he conocido. 

 Pues bien. Aquel pijama infame he aquí que volvió a reaparecer después de tres décadas, traicionando así la promesa de la futura MDLN. La venganza, su venganza, ni que decir que fue impía y a todas luces desproporcionada. 

  Me hice el ofendido, (nunca representar un papel me costó tan poco esfuerzo)  Guardé silencio, ya que cualquier cosa que dijera iría en mi contra. Mi perfeccionada estrategia antistrés había dado resultado. Era obvio que mi mujer bullía en cólera.

Steve Jobs (Yo) se erogaba un nuevo éxito. Para consolarme traté de pensar en la merluza en salsa verde y en que a la noche mi cena favorita me sería servida.


Y aquí lo dejo por hoy. Sólo hacer una pequeña acotación.

Si entre los lectores de este escrito hay algún futuro suegro o simplemente padre de hija en edad de merecer, y desea comprar para ella un pijama semejante, decirles que en ningún caso preguntaré a mi suegro dónde lo compró, que lucharé con encono para que ese secreto no salga jamás a la luz.

Pero, como también es cierto, y en poco o mucho me debo a mis cinco lectores, les daré una pista:  No pierdan el tiempo  en buscarlo en las páginas web de Victoria´s Secret o Intimissimi.



domingo, 12 de enero de 2014

Hoy por fin he podido entrar en el blog.Hoy por fin he podido entrar en el blog.Hoy por fin he podido entrar en el blog.

Hoy por fin he podido entrar en el blog.
Creo que el PDLN, hizo algún conjuro para que no pudiese entrar.
Dicho esto. Me presento como la MDLN psicóloga aficionada, y niña del exorcista.
En estos momentos y después de muchos años, me voy a dedicar a tratar la fobia del PDLN.
Esperare a presentar la documentación de demanda de divorcio, con la confianza de mejorar la fobia de este mi compañero de viaje.
Como dije, debido a que se me oculto el hecho de que el PDLN, padecía dicha fobia.
Creo que el divorcio se me concedería inmediatamente.jajajaja.
Trabajare duro con mis conocimientos de psicología, para tratar al enfermo.
Sobre lo que comenta sobre mi suegra. Solo tengo que decir que era tan cierto su amor
Por la ventana que ALFRED HITCHCOCK se baso en mi suegra para su gran película
“la ventana indiscreta”.
Por otro lado, yo sospechaba algo con respecto al la llegada al mundo del PDLN.
Pues eso de ser asistido  por “el afilador” alias “hombre para todo del  pueblo”.
Debió tener su consecuencia, pues no solo estaba el afilador si no también su tía monja.
Con tanta presencia divina, al PDLN, se le debió transmitir, no solo la fobia si no algo más importante. Pues de vez en cuando se cree tan cerca de Dios por su parentesco. Pues si su tía estaba casada con Dios, Dios era su tío. Esto se lo tomo tan en serio, que en ocasiones, se cree tan perfecto, que le cuesta una enfermedad reconocer cualquier equivocación.
Cosa totalmente errónea, porque para mi Dios se equivoco. Pues si en lugar de haber hecho a  Eva de una costilla de Adan., lo hubiese hecho al revés, otro gallo nos hubiera cantado a la humanidad. ¿o no?.

Mi primera sospecha fue…… En una ocasión, debido a una intervención quirúrgica,  se me hacia muy costoso el cocinar. En aquel momento se ofreció (a la fuerza) y se dispuso a cocinar unas pescadillas fritas. Pues bien, a los pocos minutos y después de haber salido catorce veces de la cocina preguntado.
Esta sartén?
-si
Cuanto aceite?
A si esta bien?
Yo aburrida, estuve a punto de tirarme a la yugular, pero me contuve, pues por lo menos lo intentaba. Pero yo notaba  que cada vez que salía, lo veía más colorado, del calor no podía ser, pero llego un momento que empezó a ser casi fluorescente.
No confesare que mi preocupación aumentaba, por dicho cambio de color.
Pero se le paso en cuanto acabo de cocinar.
Deduje que podría ser alguna alergia. Bien a la sartén, a la pescadilla, o simplemente a entrar en la cocina.
Jamás lo sabre, yo no comente nada. Actualmente cuando se hace sus huevos revueltos y su beicon, no suelo estar presente. Con lo cual…………..
Reconocida públicamente la fobia a las tareas del hogar por parte del DLN.
Solo decir públicamente. Que yo no nací con dicha fobia. Pero que quede claro que yo no siento ningún placer en realizar ninguna de esas tareas. Como, y en contra de lo que pueda parecer, el ir al supermercado. Me patea la boca del estomago. Y a pesar de ello lo hago.
No desistiré en tratar dicha fobia. Pero…………………….no se.
Confieso que los últimos escritos del PDLN me han gustado mucho.
Me gusta el giro humorístico que les esta dando.
   
 Un apunte sobre el tema. Hay algo más sexi, que un hombre solo con un delantal? 


martes, 7 de enero de 2014

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                                        CAPITULO II

                                         Tercera parte

                                LA FOBIA Y EULOGIO



Cuando empecé a escribir en este blog, uno de mis principales propósitos fue la sinceridad. Mostrarme tal cual soy. Desnudarme  de hipocresías en el recogimiento que me ofrece este tan bello como difícil arte de la escritura.

Observar con imparcialidad y distanciamiento la verdad de mis actos, estados de ánimo, conducta  u opiniones. Aunque ello, lo sé, me exponga públicamente a la burla, a la pulla, a la mofa, ala befa, a la bi, a la ba, a la…(Disculpen, la búsqueda de la verdad, a veces tiene efectos secundarios)

Dicho lo cual, y haciendo honor a mis palabras, quiero en este preciso instante y en este público medio, confesar algo que he ocultado a todo el mundo y que me produce graves trastornos, tanto emocionales, como psicológicos e incluso físicos. Y es…, es…, mi fobia a…, a…, a lo que…, comúnmente solemos llamar…: labores del hogar. (Por fin)

Humano, demasiado humano, que dijera un filósofo alemán  sempiterno concursante al mostacho de oro.

Pero, cariño, así es. Siento que te enteres de este modo. Perdóname por ocultártelo.  Sin embargo puedo asegurarte con la  sinceridad de la que estoy haciendo gala, que lo he hecho por amor. Sí, por amor, pues siempre he temido que al saberlo dejaras de quererme.

Pero ya confeso, te ruego me otorgues una nueva y magnánima oportunidad. Te prometo que aunque mi curación  me lleve años, y años, y más años, ¡qué digo! siglos, y ahora no podamos permitídnoslo por nuestra situación económica, en cuanto nos sea posible, no dudes que me pondré en manos de mejor especialita en la materia.

No obstante,  debo decir en mi descargo que éste es un mal que heredé y que me fue diagnosticado nada más nacer. Mi madre me lo confesó en cuanto tuve uso de razón. Lo recuerdo como si hubiera sido hace cinco años exactamente. Serían las seis de la tarde. Ella estaba sentada al lado del ventanal practicando una de sus inocentes aficiones: observar las idas y venidas de los vecinos. Siempre presta a ofrecer su ayuda.

-        Hijo – recuerdo que me dijo impostando la voz. Mi madre, la verdad es que tenía un catálogo de imposturas de voz que ya quisieran tener muchos actores – siéntate,  - siguió diciendo -  tengo que comunicarte algo importante: hijo, tienes una fobia a las labores del hogar como un piano.

Mi madre, la verdad era que, a la hora de comunicarnos las buenas y malas noticias nunca se andaba por las ramas.

-        ¿Y eso es grave, madre? – contesté con la voz rota de dolor.

-        Bueno…, peor hubiera sido que heredaras el tifus del abuelito.

También era verdad que a la hora de consolar, como mi madre no había dos.

-        ¿Y desde cuándo tengo esa fobia, madre?  ¿Cuándo me contagié?  - dije en carne viva – Fue en Ceuta, ¿verdad madre?

Yo siempre llamaba madre a mi madre, porque llamarla mamá, con aquella papada y actitud de reina madre que tenía, no la favorecía en nada.

-        De nacimiento, hijo. Lo heredaste de tu padre.

-        ¡No! ¡Malditos genes! ¿Por qué yo? ¿Por qué?– exclamé con trágico ardor

-        Nada más parirte, Eulogio me lo dijo mientras te acogía por primera vez entre mis brazos: Teo, has tenido un niño sanísimo, pero mucho me temo que te ha salido con una fobia a las labores del hogar,  que  ya, ya…

Digo poco si digo que el mundo se me vino encima con aquella amarga noticia. Pero antes de caer en la previsible depresión, alcé mi rostro y busqué una pequeña luz de esperanza.

-        ¿Y eso se cura, madre, o estoy condenado a sufrir el resto de mi vida?

 Mi madre me miró tratando de cuantificar mi dolor. Seguidamente desvió su mirada hacia la calle. Diríase que buscando las oportunas palabras  de consuelo. Luego, volvió sus ojos hacia mí. Guardó un breve pero angustioso silencio. Y, dijo:

-        ¿Eh?

-        Que si eso se cura madre o estoy condenado a sufrir el resto de mi vida.

-        ¿Eso qué? – volvió a repreguntar.

Temí lo peor. Mi madre, no siguiendo el hilo de nuestra conversación parecía no querer asumir el dolor que me produciría la triste verdad. Y eso, a mi, sin ella quererlo,  me hería en lo más vivo.

-        La fobia – dije – mi fobia. La fobia que Eulogio te anunció que padecía.

-        Ah, sí. Oye, hijo, ¿tú te acuerdas de Eulogio?  

A mi madre la encantaba hablarme del pueblo. Yo supongo que porque a mi me cogió muy joven cuando lo abandonamos y deseaba que mantuviera viva su memoria.  

-        Sí, claro que me acuerdo, madre.

-        Murió. Me lo dijo Benjamín. Un día que amenazaba tormenta. Pobre. Antes de que empezara a llover, Eulogio emprendió el regreso a su casa montado como siempre en su bicicleta paseo de los Mártires abajo. Me parece estarle viendo montado en su bici: pim-pam, pim-pam, pim-pam, pim-pam, cuando en un fatídico bache,  se le salió la cadena de la bicicleta y fue a estrellarse contra un apero de labranza que se hallaba enganchado a un tractor al borde del paseo.

-        Pobre hombre – dije

-        Según me dijo Benjamín, no murió del trastazo.

-        ¿Ah, no?

-        Ocurrió que de pronto el tractor arrancó marcha atrás y le pasó por encima, apero incluido.  Se ve que con el ruido de los truenos el tractorista no oyó el trompazo de la bicicleta.

-        Vaya, también es mala suerte. Lamento que muriera…

-        No, si tampoco murió del atropello. – me interrumpió mi madre- El vecino se bajó rápidamente del tractor para socorrerlo, que aún mal herido, vivía, cuando un rayo… ¡zas!  le partió en dos al pobre Eulogio. De esa ya sí que no se escapó. La verdad es que a veces el destino  se ceba como un toro resabiado.

-        Sí, sí… muy resabiado - dije

Después de esto, lo cierto fue que, aún incoherente, mi preocupación por la fobia aminoró sustancialmente. Matar, lo que se dice matar, las fobias no matan. No obstante volví a repreguntar a mi madre si sabía de alguna cura o si debía aceptarlo como un mal crónico.

-        Naturalmente que se cura, hijo. – dijo mi madre con una leve sonrisa que me llenó de optimismo – Con valentía y perseverancia por tu parte, y comprensión por aquellos que te rodean. Como en realidad se trata de un achaque que se da en el hogar, es muy importante la comunicación familiar. ¿Recuerdas cuando ni siquiera tirabas de la cadena del váter?

-        Sí, madre.

-        ¿Recuerdas las largas charlas que teníamos para que te acordaras, tú, yo…y mi alpargata?

Lo recordaba perfectamente. En mi familia la palabra nunca brilló por su elocuencia. Yo siempre lo he achacado a los decibelios. Éramos más de ejemplos. Y mi madre para hacerse entender, cuando la cosa corría prisa de ser entendida, se valía, sólo a veces,   de algún elemento externo, aunque siempre del ámbito familiar.

Ahora, divulgado ya mi secreto o fobia a las labores del hogar, que espero que tal reconocimiento público no me estigmatice socialmente, que nosotros somos muy de estigmatizar, como mi propósito de curación de la misma, quisiera  hablarles de Eulogio.  Primero para no dejar cabos sueltos en el relato, segundo para dar cumplida cuenta de quién era en realidad, y tercero como un pequeño homenaje.

Eulogio no era el tocólogo de mi madre, como se ha podido pensar, no, ni su ginecólogo. La ginecología, tocología u obstetricia, por aquellos entonces eran ramas de la medicina que ni siquiera habían despuntado.

Eulogio era el afilador del pueblo, también llamado amolador.

El amolador era aquel comerciante ambulante que iba por las calles de los pueblos con un chiflo muy característico gritando: ¡El afiladoooor! ¡El afiladoooor!; y se servía de una bicicleta a la cual se le había adaptado una rueda de amolar que se accionaba con los pedales y afilaba cuchillos, navajas, tijeras, o arreglaba paraguas.

Pero también Eulogio, como tantos amoladores se ganaba un dinerillo extra  sacando muelas, operando a los niños de amigdalitis, o atendiendo en el parto a las mujeres del pueblo.

Según época, los afiladores tenían mucho trabajo, por lo que pasaban muy de tarde en tarde.

-        Eulogio, ahora no necesito nada – decía alguna mujer embarazada desde la ventana que daba a la calle -  pero dime: ¿cuándo volverás a pasar?

Y Eulogio decía:

-        Ni se sabe, Purita

-        ¿¡Tanto!?

-        Es que últimamente se me está acumulando la fajina. ¿Por qué lo quieres saber?

-        Por nada – decía Purita pensativa con ese gesto previsor tan característico de las mujeres - ¿Sabes qué, Eulogio? Ya estoy casi cumplida, así que…, anda, pasa y ayúdame a parir en un momento, que luego me da mucho asco que el niño me salga con barba.

Razón por la cual había tanto cinco, seis y sietemesinos en los pueblos.

También lo afiladores, en una labor social importantísima, hacían de educadores gracias a su experiencia y  a la ignorancia generalizada que había por aquellos entonces en los pueblos.

Por ejemplo no era raro ver salir de su casa a una mujer joven, recién casada, con fervientes deseos de ser madre, dirigirse al afilador, y decirle:

-        ¡Eulogio! ¡Eulogio! Dame un huevo, que quiero empollar un niño

-        Pero, Eduviges, hija - exclamaba aquel dueño de una paciencia sin límites - ¿tú qué quieres tener: un niño o un pollo?

-        Un niño, ¡qué voy a querer tener! Anda, no me pongas pegas y dame un huevo que estoy muy clueca.

Eulogio era un hombre de mirada profunda, con aquella tolerancia y comprensibilidad que poseen las personas  que lo han pasado realmente mal en la vida. Complaciente trató de aleccionar a Eduviges, cosa nada fácil por la educación sexual imperante.

-        Sé, Eduviges, - empezó a decir Eulogio midiendo mucho sus palabras – que eres una buena mujer; que cada domingo y fiesta de guardar vas a misa; que  eres muy devota de la virgen de Guadalupe; y que en tu inocencia, has relacionado: Espíritu Santo y Paloma. Es decir, que las palomas ponen huevos los empollan y tienen niñojesuses.

-        Sí…

-        Pues no, Eduvigita.

-        Bueno…tampoco es que yo quiera tener un niño Jesús, Dios me libre, yo me conformo con tener un niño normal y corriente,  con uno de andar por casa me conformo.

-        No va a ser posible – dijo Eulogio cada vez más azarado – Esa modo de concebir está únicamente reservada a Dios.

-        Pues sí que estamos buenos. Primero me entero de que los niños no vienen de París, y  ahora que empollar un huevo sólo es para tener niñojesuses o palomitas. Anda, Eulogio, explícate entonces cómo me las arreglo.

Eulogio lamentó en su interior la nefasta  educación que se recibía en aquella época, y que no pocos ayatolás religiosos desean con no pocas fuerzas se siga manteniendo. Eulogio, respetuoso con el pudor de Eduviges, pensó que aquel asunto era mejor tratarlo con su marido. Así que, para salir del paso, echó mano del consabido tropo. Dijo:

-        Verás, el hombre… y la mujer…. El hombre, tu marido, tiene…polen

-        ¿Ah, sí?

-        Sí. Y tú estigmas

-        ¡Anda!

-        Entonces el polen fecunda los estigmas. Lo que se llama polinización, que es como se reproducen las flores, las plantas y árboles…

-        ¡No! no, no, - dijo de pronto Eduviges interrumpiendo al  pobre Eulogio – Con ese método y conociendo a Roberto, lo mismo tengo un algarrobo. Prefiero empollar un huevo.

-        A propósito, ¿ya has hablado de esto con tu marido? ¿El también quiere tener un niño?

-        Pues no. Mi marido desde que nos casamos hace tres meses lo único que quiere es estar encamado conmigo a todas horas.  Nos pasmos el día dale que te pego. La verdad es que a mi también... No sabía yo que eso…

-        Pues nada, hija. A lo vuestro, que dicho lo dicho poco o nada más hay que explicar. Y si no al tiempo. Y ahora discúlpame, Eduvigita, que he quedado en casa del Alacrán para sacarle el repeon que se ha tragado su hijo, y llego ya tarde.  

Eulogio montó entonces en su bicicleta y: pim-pam, pim-pam, pim-pam, pim-pam, hasta que desapareció calle arriba.

Y este es mi pequeño y pobre homenaje a Eulogio y a todos aquellos oficios que desaparecieron con el progreso, como el afilador, el zapatero remendón, el calderero o estañador, el carbonero o la planchadora.

No los añoremos en demasía.

 A no tardar, gracias a las políticas de quienes nos gobiernan, a la  izquierda inoperante que padecemos, y sobre todo, a la ruin cobardía de la mayoría de nosotros, volverán, si no los mismos, otros muy parecidos.